Fuente: Andrés Soliz Rada
Rebelión
Ningún escenario escapa al enfrentamiento entre el imperialismo y las naciones oprimidas. Abarca lo racional y lo emotivo, lo coyuntural y el revisionismo histórico, la literatura y la filosofía, los medios de comunicación masivos y las redes sociales, el despliegue de transnacionales y el desembolso de donativos. En la pugna se entremezclan denuncias, justificaciones y estratégicas. Los centros de poder mundial buscan anular toda forma de resistencia, para lo cual utilizan desde bases militares, flotas atómicas y succión de recursos hasta prédicas socialdemócratas y de sus ONG. No obstante, tienen muy claro que lo fundamental pasa por lo económico.
Contra estas políticas emergió la figura del Comandante Hugo Chávez, quien articuló la denuncia encendida y la adopción de medidas visionarias, como la creación de Petrocaribe, entidad que abastece de gas y petróleo. a empobrecidos países de América Central y del Caribe. Estas medidas mostraron el antagonismo con la demagogia de los organismos internacionales, Europa y EEUU, al paliar angustias cotidianas, como las que sufre el pueblo haitiano, por ejemplo.
Chávez, al actuar desde la potencia petrolera que es su país, dio fuerza y contenido a su avasallante carisma y erudito conocimiento de los escritos de Simón Bolívar, que le sirvieron de guía. Hizo gala de un contagioso desenfado para tratar a los poderos del mundo. En este sentido, no vaciló en afirmar que el podio de NNUU olía a azufre, al haber sido previamente ocupado por George W. Bush y burlarse del intento del Rey de España de lograr que se callara. Su prestigio había alcanzó tales dimensiones que hasta el candidato de la oposición, Henrique Capriles, tuvo que realzar su figura en la última campaña presidencial.
Fue un continuador de la gesta libertaria de América Latina, desplegada por la Revolución Cubana, a través de focos guerrilleros, los que, casi sin excepciones, tuvieron consecuencias trágicas para miles de jóvenes rebeldes y generaron la demencial reacción de los ejércitos alineados en la doctrina de seguridad, acuñada en Washington, que provocó genocidios, la desaparición de decenas de miles de seres humanos, el uso de la tortura como arma cotidiana y el debilitamiento de las organizaciones del campo popular.
LA RECTIFICACION DE LOS ERRORES DEL FOQUISMO
Sobre este punto, el mayor exponente de la Izquierda Nacional Latinoamericana, Jorge Abelardo Ramos, escribió una puntual crítica al folleto “Revolución en la Revolución”, de Regis Debray, publicada, en 1968, en el la primera edición de su “Historia de la Nación Latinoamericana”. Ramos recibió los mayores elogios de Chávez, en el último mensaje que dirigió a la CELAC. Lo cierto es que el Comandante rectificó tres errores graves del foquismo. No advertir que las FFAA tienden a dividirse al defender o no la soberanía y los recursos naturales, por lo que no es coherente empujarlas globalmente a la trinchera imperialista. En realidad, Fidel Castro ya rectificó esa equivocación al apoyar a los regímenes castrenses de Juan Velasco Alvarado, en Perú, y Omar Torrijos, en Panamá.
La segunda deficiencia analítica consistió en no valorar las tendencias dentro de la Iglesia Católica e Iglesias Evangélicas. Felizmente, la propia revolución cubana tuvo el acierto de identificarse con la Teología de la Liberación. El foquismo tampoco supo apreciar la importancia de la democracia formal, la que, pese a sus limitaciones, permitió la reconstitución de las organizaciones populares debilitó a regímenes militares genocidas.
Chávez, sin dejar de admirar el ejemplo de vida del Ché Guevara, se apoyó en las FFAA venezolanas, para lo cual recogió el legado de los ejércitos libertarios de Bolivar y San Martín, destacó la importancia de la religión en los procesos libertadores y utilizó las diferencias entre la democracia representativa y las dictaduras impuestas por Washington, lo que se tradujo en la instauración de gobiernos progresistas en la región. Como consecuencia de lo anterior, emergió la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), el MERCOSUR, UNASUR y la CELAC.
LA CRÍTICA CONSTRUCTIVA
Es un error creer que la mejor forma de defender lo avanzado en América Latina es silenciar nuestros errores. Esta conducta tiene raíz estalinista, tendencia para la cual había que callar nuestras falencias para no favorecer a nuestros enemigos. Este el pretexto de Stalin, a fin de ocultar sus crímenes. Venezuela es, sin duda, el país que más necesita de la crítica y la autocrítica de su proceso liberador, por ser justamente el núcleo del proyecto bolivariano.
Sin dejar de valorizar el rescate de la soberanía petrolera y el haber utilizado los excedentes de los hidrocarburos para bajar los índices de pobreza, mejorar la salud pública, combatir el analfabetismo, disminuir las tasas de mortalidad infantil y desempleo, incrementar la esperanza de vida y avanzar en la construcción de viviendas sociales, lo más importante reside en discutir el manejo de la economía, de la que depende, en gran medida, la consolidación o fracaso del proceso integrador en la región.
La línea de la crítica constructiva ha sido adoptada por Alejandro Olmos Gaona (www.papelesdealejo.blogspot.
LA BANCA EXTRANJERA EN VENEZUELA
kas relaciones de Venezuela con la Banca Internacional son vitales para evaluar la consolidación o no del proceso transformador. Olmos explica que informes de la CEPAL, elaborados con datos proporcionados por el gobierno bolivariano, indican que las utilidades del sistema financiero internacional alcanzaron al 91% anual, por lo que es el tercer país en América Latina que otorga mayores ganancias a los Bancos de Europa y EEUU, en los que los países de la región, incluyendo los del ALBA, depositan sus Reservas Internacionales Netas (RIN), a intereses irrisorios.
Advierte que el sistema financiero no está al servicio del desarrollo venezolano ni de la inversión productiva, ya que su principal preocupación reside en transferir sus utilidades al exterior. La situación explica el por qué los planes de desarrollo del gobierno, como los planes Gran Agro y Plan Trabajo, fueron financiados con bonos soberanos que, en el 2012, obligaron a desembolsar más de 8.000 millones de dólares.
Caracas ha designado como operadores para la colocación de tales bonos al Credit Suisse, al Citybank, al Deutsche Bank, al Credit Suisse First Boston y al Chase Manhattan. Lo anterior fue autorizado mediante leyes especiales de endeudamiento suscritas por el propio Chávez. ¿Cuál es la responsabilidad del Jefe de Estado y cual la de los burócratas? La deuda pública que era de 40.000 millones de dólares en 1999 ha alcanzado el año pasado a 110.000 millones de dólares, pese a que el precio del petróleo estaba en 9 dólares el barril, en 1999, cuando Chávez asumió la presidencia, en tanto que ahora ha sobrepasado los 100 dólares.
La deuda financiera de PDVSA (la estatal petrolera) ha pasado de 40.000 millones de dólares, en 2008, a 108.271 millones de dólares, en 2012. El 80 % de lo que consume Venezuela es importado. Las compras venezolanas de combustible refinado en EEUU sobrepasaron los 1.600 millones de dólares, en 2012. La tasa de inflación es una de las más altas del mundo (26 % anual) y la inseguridad ciudadana sigue siendo preocupante. Las controversias legales entre el Estado y el sistema son resueltas aplicando las legislaciones de Gran Bretaña y EEUU. Si no se rectifican los errores, ¿a quien extrañaría que el Partido Socialita Unido de Venezuela pierda las próximas elecciones, más aún si se tiene en cuenta el escaso margen con el que ganó los últimos comicios?
LA PASIVIDAD DE LA BURGUESIA BRASILEÑA
Mucho de lo ocurrido está relacionado con el retraso en la estructuración de un Banco Latinoamericano, que equilibre la influencia de la Banca Mundial, hecho atribuible principalmente a Brasil, cuya burguesía no acaba de entender que sin el desarrollo de los países de la región, EEUU y sus aliados europeos cercarán a Brasilia a través de círculos concéntricos, como intenta hacer con China, a fin de obligarlo a compartir los inmensos yacimientos de gas de la costa atlántica. Los encendidos discursos integradores no tienen relación con la incapacidad del MERCOSUR, que carece de proyectos estratégicos en hidrocarburos, minería y agricultura, donde la presencia de Monsanto parece incontenible.
El socialismo del Siglo XXI es hasta ahora un espejismo que se pretende convertir en realidad mediante propaganda intensa, el que es inviable en tanto mantengan su fuerza y su vigencia la Banca Internacional, con sus paraísos fiscales y consorcios petroleros. La consolidación de los países emergentes (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) dependerá de su capacidad para neutralizar el sabotaje de la Banca Internacional. A los países emergentes corresponderá diseñar los perfiles del socialismo en el presente siglo, en alianza con los moviditos de indignados de países también expoliados por la Banca de EEUU, Alemania, Inglaterra y Francia, cuyas protestas se han extendido al medio oriente y naciones de otras latitudes.
CAPACIDAD DE GESTION, TRANSPARENCIA E INSTITUCIONALIDAD.
En Argentina, se ha pretendido mostrar los últimos acuerdos con Chevron, como un triunfo patriótico frente a Repsol. Grave error. En el peor de los casos, debió señalarse que se trató de un mal menor frente a la necesidad de evitar costosas importaciones, lo que obligó a pactar con una filial de la oprobiosa Standard Oil, la que recibe ahora incomprensibles alabanzas. Era importante añadir la urgencia de terminar, a breve plazo, con la situación imperante a través de acuerdos estratégicos entre Petrobrás, PDVSA y YPF. Infelizmente, Brasil demuestra en materia petrolera similares vacilaciones a las que despliega frente a la Banca.
Se insiste, y con razón, que América Latina es la región mejor dotada del mundo en recursos petroleros, energéticos, acuíferos y mineros. Sin embargo, en tanto no tenga capacidad de gestión, transparencia en el manejo de los recursos públicos y dismunya en forma progresiva los negativos efectos del culto a la personalidad, a fin de abrir paso a la institucionalidad creciente, no será posible debilitar la succión de los imperios. Mientras ello ocurra, la concreción de los ideales bolivarianos continuará reducida a encendidos discursos políticos e históricos, que, al no estar acompañados de políticas económicas, no hacen mella en la endurecida piel de los banqueros.
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